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GRACIA HERMANOS
Todos los dones de Montilla-Moriles. Fiesta y luz, campo y flor. Las tradiciones, el encanto del tiempo, la singularidad de los vinos. Un símbolo del viñedo cordobés, un sabor único y un nombre lleno de sentido. Bajo el sol del sur, las suaves colinas de Montilla y de Moriles son como las olas de un mar de viña. Las vides verdes, el cielo azul, la tierra blanca. Y los caminos, testigos de la historia. Su curso sinuoso lleva a los antiguos lagares que reciben el fruto del campo en la vendimia. Suave, fina, de gran frescura, la uva pedro ximénez habla del paisaje de Montilla-Moriles, del clima cálido y de los suelos de albariza. Los aromas de fruta y mosto, el borboteo del vino en las tinajas, las largas andanas, las viejas soleras, las criaderas altas. La Bodega Radiante: Todo eso ocurre en el corazón de Montilla, en uno de los más bellos edificios de elaboración y crianza de vinos. Líneas puras, paredes blancas, escala ordenada y detalles de amarillo albero. La bodega tradicional Gracia Hermanos, ejemplo radiante de arquitectura vinícola y de armonía sureña. Los vinos de Bodegas Gracia, temperamento de Montilla-Moriles. La bodega es un icono de equilibrio y sensibilidad. También un espacio funcional que facilita las decisiones enológicas y una elaboración de calidad. Un entorno donde los procesos especializados se alían con el factor fundamental del tiempo.